Restaurantes

Amêndoa (La Santa)

Nota: Existe espacio reservado para los fumadores.

Amêndoa ha dejado de ser un descubrimiento. Se ha confirmado como una de las cocinas alternativas más solventes de la isla con muy buena relación calidad-precio. Es un trabajo gastronómico sencillo, con productos frescos de primera calidad, pero a la vez cuidado y mimado. Su carta resulta un cóctel mestizo donde cabe la cocina italiana, las influencias orientales y la dieta mediterránea. El restaurante interior y la terraza mantienen la línea placentera que conocimos en su día, a la que se han añadido unos ajustes en iluminación que generan una atmósfera mucho más agradable. Una suave samba brasileña y ritmos jazzísticos brotan del hilo musical redondeando la estancia en este restaurante de La Santa.

La casa te recibe con altura. Cava de bienvenida. Con el pan, una deliciosa y suavísima mousse de alcachofa tostada, y una poderosa mezcla de semillas y frutos secos con aceite. Para otro día, Lucilla nos garantiza que probaremos un mousse de queso de cabra francés con confitura de pimientos. El surtido de entrantes se ha incrementado. Les sugerimos para abrir boca el correcto foie con confitura de tomate. Se aprecia mayor mérito en la suculenta albóndiga de salmón con mezclum de rúcula y alcaparras. En un primer momento no se percibe el salmón, que termina explotando con todo su sabor a la conclusión del bocado. Quisimos degustar un provolone (queso italiano) servido caliente con rúcula, tomates secos y un toque de mandarina. Conviene no dejarlo enfriar. Para los amantes del queso, curioso descubrimiento. Tendremos que volver pronto y paladear el entrante estrella de la casa: Tataki de atún con salsa tariaki.

El menú de picoteo se extiende con una óptima variedad de ensaladas. Recordamos con aprecio la lograda ensalada de queso de cabra empanado con frutos secos y miel. Una tabla de ibéricos y manchegos. Y un llamativo tortelloni relleno de calabaza con salsa de cabrales. Con los segundos se mantiene la diversidad de opciones. Pollo masala o ravioli relleno de pollo al curry; spaguetti negro con calamar y gambas; confit de pato, carré de cordero, solomillo; filete de lubina, atún y suprema de salmón. Nos decantamos por el cordero, cocinado al horno y muy sabroso. Y el atún sellado en sésamo. El resultado fue primoroso. Lo acompañan con yogurt de wasabi y soja. Nos dejamos llevar y la combinación funciona.

La moderna presentación de los platos no está reñida con lo servido en las bandejas. Lo suficientemente ricas, pero también, que debería resultar una de las premisas fundamentales, igualmente sustanciosas. Muy atractiva la carta de vinos en formato de cuadro. A nuestro entender el listado resulta algo escueto, aunque acierta con los caldos seleccionados y mantiene una adecuada relación calidad-precio. Amêndoa trabaja muy bien en la repostería. Todos ellos caseros a muy buen precio (4,5 euros). Los golosos, en especial los amantes del buen chocolate, no deben dejar de probar el sabrosísimo volcán de chocolate. Incorporamos también la sugerencia de la tarta de frutos rojos servida con nata montada. Nos gusta la celeridad con la que trabaja la cocina. También el servicio sobresaliente de la casa. Un personal joven, cercano y simpático, que va cogiendo mañas de profesional. Amêndoa resalta también por su correctísima relación calidad-precio. Podemos almorzar o cenar por 25-30 euros por persona.

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via:ociolanzarote

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