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De GANTE a BRUSELAS…

La llamada ciudad de la ineficiencia por contar con 6 gobiernos distintos se encuentra a escasos 40 minutos de Gante en tren. Se trata de una ciudad donde el ajetreo, el movimiento permanente, la vida en la calle, la diversidad y la sensación de internacionalidad son constantes. Poco menos se puede esperar de una urbe donde la multiculturalidad se observa en su sentido más extenso.

A pesar de que se considera a Bruselas como la ciudad menos “mágica” de Bélgica, si sabemos adentrarnos en el corazón de la ciudad acabaremos por descubrir que esta afirmación no le hace ninguna justicia. Sí, probablemente no tenga el encanto de Brujas o Gante, pero es tremendamente más cosmopolita y universal que las anteriormente mencionadas. Su historia se escribe en base a sus relaciones internacionales a lo largo de los siglos, y de hecho es precisamente Bruselas la principal conexión entre las dos partes en las que Bélgica está dividida, con sus culturas, idiomas y territorios diferenciados.

En cualquier caso, Bruselas también guarda en su historia muchos sucesos y anécdotas que la hacen interesante y misteriosa. Si nos situamos en el centro de la Grand Place (Grote Markt) y miramos a nuestro alrededor, todos esos edificios que podremos observar cuentan mil y una historias. Por ejemplo, el arquitecto del ayuntamiento se acabó suicidando al no poder soportar las críticas hacia una supuesta errónea asimetría del edificio. Es más larga la parte de la izquierda que la parte de la derecha, y él se defendía diciendo que no era ninguna error, simplemente había proyectado 12 arcos en un lado y 7 en el otro, pues estos dos eran los números más ricos para los alquimistas. En el medio podremos observar también una torre de 96 metros y arriba de la misma una figura dorada que es San Miguel, patrón de Bruselas, protegiendo a la ciudad.

Si seguimos observando a nuestro alrededor encontraremos también la Maison du Roi, Casa del Rey, aunque curiosamente nunca vivió ningún rey allí. Entonces, ¿por qué llamarla la casa del Rey? Pues bien, porque Felipe II de España obligaba a pagar los impuestos a los comerciantes en este edificio. Hoy en día es el museo de la ciudad, que guarda el fondo de armario del famoso Manneken Pis. En cualquier caso, si queremos visitar la estatua en sí no deberemos entrar ahí sino ir al final de la calle que comienza en el lado opuesto a este edificio dentro de la misma plaza.

O por ejemplo, en esta misma plaza existe un café donde se reunían los intelectuales, pues Bruselas fue tierra de asilo de gente muy importante en la historia. Por ejemplo Karl Marx se reunía aquí con su contemporáneo Federico Engels, y fue aquí donde por primera vez mostró al mundo el Manifiesto Comunista, lugar donde también Víctor Hugo presentó Los Miserables.

Por esto y muchísimo más merece la pena destinar un par de días a visitar esta sorprendente ciudad.

¡Nos leemos!

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